viernes, 19 de junio de 2009

Una de queso

Somos la generación que creció escuchando que vivíamos en la mejor España de la historia. Que tendríamos las oportunidades que nuestros padres nunca tuvieron... Y las pelis de hollywood añadieron al príncipe azul, a la princesa prometida, un chalet con canasta de baloncesto sobre la puerta del garaje, y las perdices para la cena con ópera de fondo.

Y nos hemos encontrado con 1000€ por perder la vida 12 horas diarias delante de una pantalla de ordenador, con que tendremos una hipoteca hasta la jubilación y que para pagar la canasta de baloncesto tenemos que añadir un préstamo al consumo. Y además nunca hay tiempo para echar unos tiros porque estás demasiado ocupado trabajando.

El príncipe azul se ha convertido en el príncipe gris, o negro con raya diplomática, corbata y maletín. La princesa prometida ha hecho separación de bienes por si las moscas. Aún estamos esperando que pongan el menú de perdices con coca-cola light grande en el MacDonalds. Al menos si que nos podemos permitir escuchar algo de música clásica en RNE.

Nos alimentaron del sueño americano, pero ahora la digestión se hace pesada y tenemos pesadillas.

Se nos han olvidado las cosas que tienen importancia y las hemos sustituido por todas esas mentiras que los banqueros y los gobernantes llama "cosas importantes". Como el euribor, la financiación, el paro y demás números y papeles mojados de la saliva de los avariciosos. Saliva de los que la sociedad llama "gente importante", que son precisamente los únicos que no tienen problemas cuando sube el euribor o el paro.

Contaba Fuckowski que una mañana, mientras paseaba a su perro, sonaban las campanas de la iglesia. La calle estaba desierta mientras él veía amanecer en el paseo marítimo. La gente estaba encerrada en la iglesia, perdiéndose todos los milagros. Estaban demasiado ocupados intentando ganarse un sitio en el paraíso como para disfrutar del paraíso en el que viven.

Con la felicidad nos pasa lo mismo. Cambiando el templo por la oficina y las oraciones por las nóminas, los rosarios por la dieta y los "ave maría" por horas extra para poder pagar el gimnasio. Estamos tan ocupados buscando la manera de ser felices que se nos olvida disfrutar de la vida. Se nos olvida que la felicidad no es un destino sino un camino. Que no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Preferimos guardar el pan de hoy porque pensamos que será pan con queso para mañana. Y mañana te levantarás preguntándote quien se ha llevado tu queso. Y tu pan. Y encima te quejarás.

Habértelo comido cuando estabas a tiempo.