miércoles, 19 de noviembre de 2014

Diario de Expedición Antártica

30 de Enero 

Día 99

El capitán no ha vuelto. Salió hace más de 6 horas a enterrar lo que pudimos recuperar del cadáver de Stevenson con el objetivo de prevenir el contagio, pero a estas alturas ya no albergo esperanza alguna de su regreso. Y menos aún desde que empecé a escuchar ese repiqueteo en la puerta de la estación, que es ya un martilleo grave y constante que hace temblar las paredes.

No me queda munición, y aunque la tuviera, sé que las armas de fuego tampoco me protegerían, como no pudieron proteger al bueno de Pym ni a ninguno de los otros exploradores que hicieron el hallazgo. La gasolina del generador se acabó hace horas. Mi única esperanza es morir congelado antes de que consigan derribar la puerta.

Ojalá alguien encuentre estas páginas y no las tome por los desvaríos de un loco. Ojalá quien las encuentre las dé a conocer al mundo antes de que sea demasiado tarde. Y si se pierden en el olvido... ¡que Dios se apiade de la humanidad!
Tal vez sea la edad, tal vez la kryptonita...